jueves, octubre 13, 2011

¡Usureros!



Evangelio en la calle
  
  
S. Basilio, llamado el Grande, es reconocido como uno de los más importantes “Santos Padres de la Iglesia”. Nació hacia el 330. De él se conserva una grandiosa homilía: Contra los usureros. Su hermano S. Gregorio de Nisa también habló contra la usura. Los dos están llenos de una valentía evangélica sin límites.

Viene bien recordar este sermón en estos tiempos en los que el protagonismo lo tienen las deudas, préstamos, mercados, bancos y, en definitiva, las usuras.

Comienza S. Basilio, como es natural, con la Palabra de Dios y cita al profeta Ezequiel (22, 12) que afirma que entre los mayores crímenes se encuentra el de la usura y los intereses, después habla del Deuteronomio (23,19) que por ley divina prohíbe “dar en usura al que es hermano y prójimo tuyo” y más tarde se fija en el profeta Jeremías (9, 5) que, al referirse a la corrupción de Judá, afirma “Engaño sobre engaño, usura sobre usura”. Pasando al Evangelio, acude él, ya en positivo, a las enseñanzas de Jesucristo: “Prestad a quienes no tenéis esperanza de que os devuelvan lo prestado” (Lucas 6,34) y “al que te pide prestado no le vuelvas la espalda” (Mateo 5,42).

Voy a escribir solamente dos párrafos de la homilía para comprobar su fuerza profética: “Los perros, al tomar algo, se amansan; pero el usurero, al recibir, se enfurece más. No cesa de aullar, sino que busca más y más” (nº 158.) Porque lo que al pobre tomas, excede todo término de inhumanidad: haces granjería de las desgracias, sacas dinero de las lágrimas, ahogas al desnudo, apaleas al hambriento. No se ve por parte alguna la misericordia, no hay idea del parentesco con ese que sufre. ¡Y todavía llamas actos de humanidad a las ganancias que así haces <¡Ay de los que dicen a lo amargo dulce y a lo dulce amargo>;(Isaías 5,20) y al odio a los hombres dan nombre de filantropía”! (nº 167).

En la Iglesia no podemos olvidar esta tradición tan enraizada. Además, necesitamos hoy muchos santos y profetas con las ideas tan claras como las de S. Basilio para olvidarnos de otros entretenimientos.




Antonio Hernández Carrillo
¡TU! numero 132

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