Desgraciadamente la ejecución de hipotecas se ha convertido en una práctica demasiado cotidiana que está haciendo que en los últimos tres años una media de 500 personas, cada días, hayan perdido sus casa.
¿Cuanto dolor hay detrás de estas cifras? ¿Cómo es posible una legislación tan cruel y manifiestamente injusta en cuanto que ningunea al débil y sus circunstancias y se pone descaradamente en favor del más fuerte, de la banca y sus intereses? Varios siglos han pasado desde que la iglesia condenó la usura sin paliativos, desde que el Movimiento Obrero se reveló contra el capitalismo más salvaje, pero parece que nada a cambiado, que estamos en el mismo sitio.
Este artículo publicado en la Revista El Observador de Alberto Montero, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, pone el dedo en la llaga y explica pormenorizadamente este perverso mecanismo de las Ejecuciones Hipotecarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario