jueves, noviembre 25, 2010

La política del escándalo


     Dice Castells (1) que en nuestra sociedad la política es básicamente política mediática. Que el mensaje político es necesariamente un mensaje mediático, y el más poderoso de todos ellos consiste en un mensaje sencillo adjunto a una imagen. En política, el mensaje más sencillo es un rostro humano. Así, el líder se convierte en el producto que contiene todas las excelencias que desea el votante-consumidor. Y, por la misma razón, la destrucción de la credibilidad y de las excelencias del líder son las armas políticas más utilizadas por sus adversarios.

     Esto implica que todo el que quiera participar en el mercado electoral necesita hacer buen acopio de información comprometida para el adversario; información relativa a su vida personal, familiar, escándalos, corrupciones y corruptelas que puedan deteriorar su imagen. Implica que hay que costear los cuantiosos gastos que cuesta adquirir esta información. Implica que para hacer frente a estos gastos, y con independencia de la moralidad individual, se puede llegar a diversos grados de corrupción en nombre del bien del partido. Así, concluye Castells, la política mediática y la política de la personalidad conducen a la política del escándalo. ...


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