COMISION EPISCOPAL DE APOSTOLADO SEGLAR
Departamento de Pastoral Obrera
Organizadas por el Departamento de
Pastoral Obrera de la CEAS, de la Conferencia Episcopal, han tenido lugar en
Ávila, los días 12 y 13 de noviembre de 2011, las XVII Jornadas Generales de
Pastoral Obrera, con participación de ochenta miembros de las Delegaciones y
Secretariados Diocesanos de 30 diócesis españolas, y de los Movimientos
Apostólicos Obreros, presididos por Mons. Antonio Algora Hernando, Obispo de
Ciudad Real y responsable de Pastoral Obrera, de la CEAS, y con la asistencia
de Mons. Jesús García Burillo, Obispo de Ávila.
Nos convoca, en este treinta
aniversario de la publicación de Laborem Exercens, y en el 50 aniversario de
Mater et Magistra, la candente situación de desempleo que afecta en nuestro
país a cinco millones de personas, y a sus familias, en un contexto de crisis
globalizada, producida por una economía deshumanizadora que ha olvidado su
función de estar al servicio de las personas.
Ayudados por la reflexión de Juan
Torres López e Ildefonso Camacho Lara, y después de dialogar con representantes
de diversas organizaciones sindicales, cuyo papel queremos valorar y reconocer
acogiendo lo que dijera Laborem Exercens (n. 20), así como de tantos militantes
cristianos que en ellas realizan su compromiso apostólico para hacer posibles
estructuras de solidaridad y justicia en nuestro mundo, hemos compartido
experiencias de acompañamiento pastoral del mundo obrero y del trabajo que se
van realizando en distintas diócesis, y hemos querido reflexionar y
respondernos a la pregunta: ¿qué podemos y debemos aportar los cristianos como
Iglesia presente en el mundo del trabajo?
La respuesta la ha dado el Papa
Benedicto XVI en su reciente viaje
pastoral a Alemania "la Iglesia debe abrirse una y otra vez a las preocupaciones del
mundo y dedicarse a ellas sin reservas". Esto significa
testimoniar, según el Evangelio, con palabras y obras, aquí y ahora, el señorío
del amor de Dios... Vivamos como individuos y como comunidad de la Iglesia la
sencillez de un gran amor que, en el mundo, es al mismo tiempo lo más fácil y
lo más difícil, porque exige nada más y nada menos que el darse a sí mismo. (Discurso
en el Encuentro
con católicos comprometidos en la Iglesia y en la sociedad en el Konzerthaus de
Friburgo de Brisgovia (25 de septiembre de 2011)
Vivimos en un mundo afónico y atónito
ante la involución de derechos perpetrada en aras de una salida de la crisis
que no se ve por ningún lado, y cuando parece que la única salida pasa por
recortar (en puestos de trabajo, en derechos sociales, sindicales,
salariales...) sin que nadie se atreva a denunciar cómo se ha llegado hasta
aquí y quienes son los responsables. Parece que detrás no hay personas ni vidas
truncadas. Y peor, parece que todo nos resulta ajeno. El gran riesgo de este
mundo nuestro es volverse sordo e indiferente ante el sufrimiento de los
pobres.
El paro y la precariedad son, hoy, un
ataque sin precedentes a la dignidad de las personas. La situación económica
convierte a las personas en mercancías. La falta de trabajo y la precariedad del mismo atentan
contra la dignidad del hombre, creando no sólo situaciones de injusticia y de
pobreza, que frecuentemente degeneran en desesperación, criminalidad y
violencia, sino también crisis de identidad en las personas. Es urgente, pues,
que surjan por doquier medidas eficaces, planteamientos serios y atinados, así
como una voluntad inquebrantable y franca que lleve a encontrar caminos para
que todos tengan acceso a un trabajo digno, estable y bien remunerado, mediante
el cual se santifiquen y participen activamente en el desarrollo de la
sociedad. Benedicto XVI (Mensaje al II CONGRESO NACIONAL DE LA FAMILIA EN EL ECUADOR 9-12 NOVIEMBRE 2011)
Por eso, en esta situación, como
Iglesia nos sentimos llamados a seguir denunciando los
mecanismos perversos de esta economía que impiden que esté al servicio de las
personas y su dignidad. Especialmente debemos rechazar la deshumanización que
lleva consigo la situación de desempleo que afecta a tantísimas personas y sus
familias. Nos sentimos llamados a testimoniar con nuestras personas y
comunidades la vida que por Jesucristo nos lleva a poner de manifiesto que otra economía, otra
política, otro mundo es posible, siempre que pongamos en el centro de la vida
las necesidades de los más pobres.
Ávila, 13 de noviembre de 2011
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