viernes, enero 31, 2014

Nuestra opinión en papel

"¿El problema de la inmigración o las personas migrantes?"
   
    Paseando por las calles de nuestra ciudad vemos rostros de distintos colores, oímos voces con distintos idiomas, nos damos cuenta de las distintas formas de vestir…

    A algunas personas les da miedo, otras piensan que han venido a quitarnos lo que es nuestro, dicen que son demasiados. Eso nos transmiten de muchas maneras los medios de comunicación, los discursos interesados de algunos. Y entonces hablamos del “problema de la inmigración”

    ¿Nos hemos parado alguna vez a pensar qué hay detrás de cada persona inmigrante? ¿Cuál puede ser su historia, su realidad, su vida…?

    Me ha ocurrido que, hablando con algún joven, ha hecho algún comentario sobre los “moros”. Cuando le he dicho que su compañero Ismael es de origen marroquí, lo mismo que su familia, me ha respondido: “Ah, pero eso es distinto, a él lo conozco”. Lo mismo me ha pasado con personas que, repiten comentarios despectivos; pero que reconocen que su compañero rumano es un gran trabajador y un buen compañero.

     Y es que es muy distinto hablar del problema de la inmigración, con discursos aprendidos, escuchados y repetidos mil veces sin cuestionarlos; que hablar de las personas inmigrantes que tenemos a nuestro lado, con nuestras mismas ilusiones y sueños, con nuestros mismos problemas, nuestras mismas dificultades… o mayores.

    Sobre el “problema de la inmigración” muchos militantes de la HOAC que trabajamos con diversas asociaciones y organizaciones, sabemos que hay que hablar de una realidad compleja con diversas facetas para ser un poco más justos. Empezando por no olvidar que el artículo 13 de los Derechos Humanos reconoce que “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país”.

    Y se amplía la visión si hablamos de cómo la inmigración está haciendo que rejuvenezca la población española, tanto por la edad de las personas migrantes como por el nacimiento de sus hijos. Y de cómo, si son jóvenes y saludables, su gasto sanitario es mínimo; aunque su aportación a la Seguridad Social sea la misma que la de cualquier trabajador. También podríamos comentar que al aumentar la natalidad, hace que se mantengan muchos colegios e instituciones en barrios o pueblos pequeños. Y podríamos seguir con la riqueza cultural y social que nos aportan ...

    En cualquier caso, aunque es necesario regular los movimientos migratorios, tenemos que denunciar que las políticas migratorias, tanto a nivel nacional como Europeo, son profundamente injustas y provocan muertes. El cierre de fronteras, las vallas con cuchillas, son un intento ciego y absurdo de poner fronteras a la pobreza y la desesperación que solo provoca muertes y sufrimiento. Los recortes en unos ya insuficientes medios para la acogida de inmigrantes y refugiados dificultan cada vez más la hospitalidad, que es un deber moral de primer orden. Y además, la carencia de una real y efectiva política de solidaridad y cooperación con los pueblos africanos, perpetúa una situación de graves desigualdades que alientan la inmigración. Por eso es necesario denunciar estas políticas y superarlas

    Desde la HOAC, promoviendo la campaña “La persona es lo primero” nos fijamos precisamente en las situaciones en las que las personas son excluidas y retiradas al último lugar. Y esa es la situación de muchas personas migrantes. Para ponerlas en primer lugar, hay que denunciar las políticas migratorias, hay que trabajar a nivel institucional. Pero, sobre todo, hay que recuperar nuestra propia experiencia personal de fraternidad y hospitalidad hacia las personas que tenemos a nuestro lado. “Dios ha querido que los hombres constituyan una sola familia humana y se traten entre sí con espíritu de hermanos” (Gaudium et Spes, 24). Volver la espalda a esta vocación nos deshumaniza, fabrica injusticias y provoca muerte. El camino de la vida es el de la fraternidad que se hace caridad, amor concreto a las personas, que actúa a favor de la justicia para los empobrecidos, en lo personal, en lo social y en lo político.

Rafael Martínez Martínez
Militante de la Hoac. Motril


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