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----Hoy, cuando la imagen de nuestra Iglesia aparece confusa, a veces dividida, inclinada a determinadas opciones políticas, ¿cuál debe ser para ella la misión primordial, permanente, general e irrenunciable? (La Iglesia y los Pobres, 25).
----La respuesta no puede ser otra que la de ser IGLESIA POBRE para los POBRES. Y Juan Pablo II nos dejó dicho cómo hacerlo: “El amor por el hombre, y en primer lugar por el pobre, en el que la Iglesia ve a Cristo, se concreta en la promoción de la justicia” (C.A. 58) ...
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