El día 25 de Enero de este año, cuatrocientas personas pudimos ver el reportaje de la “memoria histórica” de los cristianos laicos y sacerdotes que, desde la fundación de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) en la década de los cuarenta, motivados por su fe en Cristo, hicieron causa común con la clase trabajadora para compartir su “hambre y sed de justicia” (décadas 1960-1990 especialmente).
Fue una gozada emocionante, recordar, viendo y oyendo, los testimonios de los militantes cristianos, de los curas obreros y de los que, con su predicación en las parroquias y ejemplo de vida pobre y sencilla, promovían la justicia social, sobrellevando vigilancias y multas sin sentido. En el coloquio posterior, uno de ellos dijo atinadamente que el título del reportaje “De la cruz al martillo” había que darle la vuelta: “del martillo a la cruz”, por fidelidad a Jesús de Nazaret, “el hijo del carpintero”, como decían sus paisanos nazarenos.
En Granada, en el barrio de Almanjáyar, hay una parroquia con el nombre de Jesús Obrero. Pues Jesús empezó siendo un trabajador (del ramo de la madera, diríamos hoy). A los treinta años de edad, dejó el trabajo manual para dedicarse a otro trabajo más arriesgado, el de anunciar y realizar entre los pobres ”El Reino de Dios y su Justicia”. Por ir a contracorriente del dios dinero y sus adictos, por convocar una comunidad de discípulos para convivir y por compartir la vida de hijos de Dios en familia de hermanos, superando legalismos hipócritas y meros cumplimientos religiosos y civiles, lo condenaron a muerte en la cruz.
Cuando, haciendo cruces de plata y de oro, vaciamos de sentido la cruz del Cristo pobre y liberador, hay que volver a la autenticidad primera, arriesgándose a sufrir malentendidos, incomprensiones, rechazos, persecución, incluso muerte violenta, por parecernos a Jesús en sus hechos y dichos. Así colaboramos con todos los hombres y mujeres de conciencia justa a hacer un mundo nuevo de hermanos compartiendo dignamente el trabajo y sus frutos, sin opresión, ni explotación, ni manipulación ideológica de ninguna clase.
Empecé a aprender todo esto en la parroquia de Peligros, allá por el año 1966, cuando vinieron a trabajar a mi pueblo dos jesuitas obreros y nos pusimos en contacto con la HOAC, asistimos a sus encuentros de formación, practicamos su método de encuestas (ver, juzgar y actuar), entramos en contacto con los curas diocesanos que querían vivir la opción por los pobres, defendiendo su causa en su labor pastoral en las parroquias, y algunos optando por incorporarse al trabajo manual, codo con codo con los obreros, expuestos como ellos a represalias, multas y cárcel, por defender y practicar el derecho a la libertad de asociación sindical, de pensamiento y de opinión.
Han pasado más de 50 años, y con el papa Francisco que ha optado por una “Iglesia pobre para los pobres” desde el primer día, hoy gozamos con nuestra experiencia acumulada de la militancia obrera cristina, viéndola refrendada tan explícitamente por el mismo sucesor de san Pedro. Seguimos trabajando por la dignidad, la justicia y la equidad en el mundo del trabajo agrícola, industrial, de la cultura y de los servicios, en la igualdad de derechos y deberes compartidos entre varones y mujeres. Gracias a Dios, cada día hay más cristianos que renuevan su fe y se incorporan a la limpia lucha por un mundo nuevo, justo, fraterno y así auténticamente libre.
Ahora, el tiempo de Cuaresma, tiempo más propicio para una conversión más evangélica de toda la Iglesia al servicio desinteresado de toda la sociedad, es una invitación a seguir más de cerca de Jesucristo hasta la cruz, continuando su entrega, empezando por los últimos hasta hacerlos primeros, como él mismo dejó enseñado y practicado.
Francisco Chacón Gómez
Militante de la Hoac de Granada
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