---- Estamos en los primeros años de un nuevo siglo, el XXI, y de un nuevo milenio, el tercero. Es de esperar que el nuevo siglo traiga novedades, pues la vida es imparable, siempre en movimiento y, por esa ley del péndulo, es presumible que la Humanidad busque nuevos derroteros.
---- Porque este hombre pos-moderno de nuestras penas está cansado: detrás tiene mucha historia y delante poca esperanza; viene de vuelta de casi todo; desconfía de sí mismo; ya no saluda como diosa a la razón; se agarra a lo inmediato y no sabe qué pasará mañana. Para colmo, se le han caído sus anteriores esquemas y se ha quedado como bañista al que una ola le quita el bañador: llega a las playas de la existencia con la sensación insoportable de la levedad del ser. Una pena. ...
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Ignacion Peláez Pizarro. 01-10-09
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