martes, abril 12, 2011

SIETE PALABRAS DESDE LA CRUZ



Evangelio en la calle
  
  
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”
(Lucas 23, 34).
“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso 
 (Lucas 23, 43).
            “Mujer, ahí tienes a tu hijo…Ahí tienes a tu madre
(Juan 19, 26-27).
            “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? (Marcos 15, 34).
            Tengo sed”  (Juan 19, 28).
            “Todo está cumplido (Juan 19, 30).
            “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23, 46).


            Estas siete frases, que los evangelistas ponen en boca de Jesucristo, son conocidas por las siete palabras. Fueron pronunciadas desde la cruz poco antes de morir, contienen todo lo más humano que brota del corazón de Dios y encierran perdón, gracia, cercanía, angustia, esperanza, entrega… Los últimos momentos de Jesús condensaron todo lo que había sido su vida para morir como vivió.

            Cada una de ellas y las siete en su conjunto poseen la fuerza suficiente como para salir a la calle y proclamad a los cuatro vientos que su mensaje no se puede reducir a unos cuantos ritos sagrados de unas cuantas o muchas personas piadosas y anuncian una humanidad nueva en donde las relaciones nunca sean de odio, explotación o lejanía, sino de entendimiento, fraternidad y comprensión. Nos llevan a la centralidad del mensaje cristiano: entrega de la propia vida con amor, para que no nos quedemos en el puro sentimentalismo del sermón evasivo, de las velas rutinarias y de los inciensos perfumados.

            Las palabras de Jesús pueden ser oídas como un grito desgarrado ante las injusticias de este mundo: hambre, miseria, paro, sueldos indecentes y políticos que se venden al poder del dinero y son, y esto es lo principal, una propuesta de liberación para los pobres desde la voz del justo ajusticiado injustamente.

            Nosotros somos hoy los que estamos al pie de la cruz para recibir y aceptar de Cristo esas siete palabras que nos transforman en discípulos. De eso se trata y para eso se pronunciaron y escribieron. Tenemos la palabra.


Antonio Hernández Carrillo
¡TU! numero 129

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