miércoles, abril 23, 2014

Pastoral Obrera de Granada: Eucaristía del 1º de Mayo

 

Comunicado del 1º de Mayo


   El Secretariado de Pastoral Obrera y del Trabajo de la Diócesis de Granada convoca el próximo 1º de Mayo, la celebración diocesana de la Eucaristía a las 10 de la mañana en la iglesia de San Francisco (camino de Ronda).



No os dejéis robar la esperanza ¡luchad por el trabajo!

   El 1º de Mayo es un símbolo de la lucha del movimiento obrero por afirmar la dignidad de la persona en el trabajo.

   Este año, las reivindicaciones del 1º de mayo se plantean en España, en un escenario con datos tan sangrantes como los 4,8 millones de personas registradas en las oficinas de empleo, una tasa de paro entre los jóvenes que se sitúa en torno al 55%. Los contratos que se realizan son precarios, a tiempo parcial, con bajos salarios y de muy corta duración (el 43% de ellos son de menos de 6 días). Más de 1,8 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro y el 40% de los desempleados no cobra ninguna prestación. Nuestros jóvenes emigran para encontrar empleo, mientras nuestras fronteras se cierran a miles de personas trabajadoras que vienen huyendo del hambre y la guerra. El derecho a la negociación colectiva se ha deteriorado por las últimas modificaciones legislativas y la economía sumergida se calcula en el 25,93% del PIB. La edad de jubilación se ha prolongado más allá de los 65 años, se producen una media de 184 desahucios diarios…

   Estas duras realidades están ocasionando terribles costes humanos: Millones de personas que viven con ansiedad e incertidumbre, afectadas en sus relaciones por situaciones de tensión, angustia, estrés, depresión.

   La juventud se siente sin futuro, en el paro indefinido, frustrada por la incapacidad de lograr independencia económica. Familias a las que les son arrebatadas sus viviendas porque ya no pueden pagar. Inmigrantes que deben volver a sus países de origen, por falta de salidas laborales, sin perspectiva de futuro aquí.

   La sola recuperación de la economía no será suficiente para hacer efectivo el derecho al trabajo; más bien, lo que se está produciendo es una recuperación económica contra el trabajo, al tiempo que se empobrece la sociedad, con el desarrollo de procesos de bajo costo en las relaciones de producción. El trabajo como derecho, en los términos y formas en que lo hemos conocido, no volverá, aun en el caso de que se produzca una recuperación económica.

   Se ha construido la economía de espaldas al trabajo y a las necesidades de las personas. Con los actuales niveles de desempleo, las personas nos vemos presionadas a trabajar bajo condiciones precarias, inseguras y con salarios indecentes. Y de la precariedad a la exclusión hay un margen muy pequeño.

   Juan Pablo II nos advertía en “Laborem Exercens” de la necesidad de defender la dignidad del trabajo y su centralidad. Hoy este mensaje tiene una vigencia plena: “El trabajo humano es una clave, quizás la clave esencial, de toda la cuestión social”. “Los pobres (…) aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo –es decir por la plaga del desempleo–, bien porque se desprecia el trabajo y los derechos que fluyen del mismo.”

   Desde el Secretariado de Pastoral Obrera consideramos que, a pesar de la situación caótica en la que nos encontramos, también en esta realidad se desarrolla el Plan de Dios. El Reino de Dios ya está en nosotros y entre nosotros: tenemos que vivir el Reino. O dicho de otro modo: para salir de la crisis en que nos encontramos, el camino consiste en vivir ayudando a vivir al otro, como ciudadanos del Reino de Dios, aquí y ahora.

   Esto conlleva establecer relaciones de Comunión guiadas por la vivencia del Mandamiento Nuevo: un amor al prójimo que se fundamenta en el Amor de Dios (podemos amar porque Él nos amó primero). Vivir la comunión es la expresión del Reino de Dios en nuestras actividades cotidianas: empresas, familias, bancos, políticos y políticas, sindicatos, iniciativas de todo tipo…, que busquen comunión y que la construyan.

   La comunión nos exige transformar radicalmente nuestros modos de sentir, pensar y actuar. Es lo que necesitamos hacer personalmente, como movimientos, como Iglesia y ofrecerlo a nuestra sociedad. La crisis nos llama, no a salir de ella para volver a lo que teníamos, sino a construir un futuro nuevo, un mundo más justo y fraterno, que nos permita vivir como ciudadanos y ciudadanas del Reino de Dios.

   El Papa Francisco, dirigiéndose a trabajadores italianos, les decía: “No os dejéis robar la esperanza ¡luchad por el trabajo!”. Y, es que, para construir una sociedad humana es ineludible luchar por el derecho al trabajo y un trabajo decente, tal y como lo ha definido Benedicto XVI en “Caritas in veritate” (n. 63).

Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera. Granada 2014


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