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----La catastrófica crisis económica que vivimos, tan dolorosa para millones de personas con nombre y apellidos, ha estallado cuando está boyante el discurso de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) en memorias anuales, índices de empresas responsables, masters y publicaciones. La pregunta es inevitable: ¿era cosmética o ética?, ¿maquillaje para tener buena apariencia o vitaminas que fortalecen por dentro?
----Una empresa inteligente -viene a decir el discurso- no opta por una ética del desinterés, cosa imposible para una empresa moderna, sino del interés común. No abandona el mundo de los incentivos, de la búsqueda del beneficio y la viabilidad, sino que trata de lograr su beneficio a través del beneficio compartido. Por eso intenta convertirse en esa "empresa ciudadana" que las gentes ven como cosa suya, porque genera riqueza material, trabajo y valores intangibles en su entorno. ... (Fuente: El país.com)
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