lunes, diciembre 05, 2011

Nuestra opinión en papel



¿Por qué no un "Banco Bueno"?  
    
Por qué no un “Banco Bueno” que perdone las deudas de la “Banca Mala” en la misma medida en que esta perdone a sus deudores.

El gran valedor de la banca y de sus intereses, el todo poderoso supervisor y por tanto el primer resposable de la fiabilidad de nuestro sistema financiero, el mismo que durante muchísimo tiempo, en lugar de supervisar con eficacia y atajar de raíz los desmanes de los bancos que operan en nuestro país - que no españoles -, se dedicó a pontificar sin rubor que la solución a todos nuestros problemas económicos estaba en depauperar sin límite el mercado de trabajo y con ello las condiciones de vida de millones de trabajadores, ahora se erige en punta de lanza de la idea de crear un “banco malo” que parece estar en al agenda del todavía no estrenado nuevo gobierno. ¿Serán estas las ideas del anticristo y este señor Gobernador del Banco de España su máximo y fiel sumo sacerdote?
    
Un "banco malo" es un banco público, constituido con dinero de todos, y cuando decimos de todos ha de entenderse especialmente de los más pobres de nuestros conciudadanos, trabajadores, pensionistas, funcionarios, etc. porque los más ricos ya se las apañan para contribuir lo menos posible; un banco constituido a costa del ahorro obtenido de los recortes en pensiones, sanidad, educación, inversión pública, también ayudas al desarrollo, etc. es decir, un banco hecho con sudor y sangre de los que más necesitan del papel redistribuidor y dinamizador del Estado. Este “banco malo” tendría como finalidad adquirir a “precio de mercado” los activos tóxicos de los bancos fundamentalmente procedentes de la burbuja inmobiliaria (solares devaluados, hipotecas insolventes y ejecutadas, inversiones imposibles, etc.) para revenderlos cuando exista mercado para ello. Es decir, el Estado, todos nosotros nos convertiríamos por decreto en el mercado que hoy no existe y en dueños de unos activos que hoy tienen un valor irrisorio con la finalidad de proporcionar liquidez a la banca y sanear sus balances evitando de esa forma la quiebra de muchos ellos y de sus dueños. Todo ello a pesar de que estos mismos bancos durante todos estos años de bonanza se han estado forrando a costa de los denominados activos tóxicos y que segun los expertos pueden alcanzar la cifra de 200.000 millones de euros.

Se nos dice que eso si, que con esto la banca terminará de empezar a rodar y que el crédito comenzará por fin a fluir para que se vuelvan a dar créditos y se proporcione la necesaria liquidez  al sistema productivo. Vamos, exactámente igual que lo que nos dijeron a penas hace unos meses para justificar las ayudas millonarias que desde entonces se vienen inyectando al “sistema financiero” y que en la práctica, lejos de hacer fluir el crédito a la economía real y a las familias, está sirviendo para que una vez más los bancos se forren, en esta ocasión a costa de especular a precios de usura con la deuda pública que los estados han tenido que poner en el mercado para ayudarles presisamente a ellos a no hundirse en la miseria. ¡Claro, es que las familias, la pequeña y mediana empresa, la miseria de cada vez más personas,  no son sistémicas, los grandes bancos si y por eso es imperativo reflotarlos !

     En definitiva, que lo digan claro, una vez más de lo que se trata es de nacionalizar sus pérdidas para garantizar sus ganancias privadas y las de sus complices y colaboradores necesarios. ¿Dónde están en esta ocasión los defensores del liberalismo que propugnaba el papel neutral del Estado y el recurso a la mano invisible del mercado?

De cualquier forma puestos a reventar la neutralidad del Estado - que dicho sea de paso es una barbaridad pues este se justifica precisamente por su papel en pro de la justicia que no es otra cosa que la defensa sin paliativos de bien común, del bien de todos empezando por el de los más débiles -,  por qué no crear un “banco bueno” que adquiera a precio de mercado los llamados activos tóxicos pero en este caso no a los “bancos malos” sino directamente a los deudores de estos, es decir, familias y empresas, especialmente pequeñas y medianas, que hoy estan asfixiadas unas y paralizadas otras por la imposibilidad hacer frente a sus compromisos o directamente endeudadas de por vida aun después de haberles sido expropiadas su propiedades por la “banca mala”. Eso si, a cambio de que el precio pagado a las familias y empresas sirva para cancelar sus deudas con el banco. Si así se operase, el “banco malo” cobraría a precio de mercado, exactamente igual que si el “banco bueno” les comprase  directamenta a ellos esos mismos activos toxicos, pero con una diferencia fundamental, muy justa y de una eficacia económica palpable: las familias y las empresas habrían visto compensadas sus deudas con cargo al esfuerzo de todos, del Estado, un esfuerzo inmenso pero el mismo que tendríamos que hacer si se hiciese realidad la formula Ordoñez. En definitiva los balances bancarios se habrían saneado y las cuentas de las familias y de las empresas también y con ello una inmensa inyección de casi 200.000 millones de euros iría directamente a la vena de la economía real que sin duda la haría despegar de forma directa e inmediata.

Lo que pedimos al Señor de la Vida de todos una y otra vez cuando recitamos la oración del Padre Nuestro es que se nos perdonen nuestras “deudas” como nosotros personamos a nuestros “deudores”. Pues bien, eso sería exastamente lo que se propiciaría para bien de todos con el “banco bueno” desde aquí propuesto. En cambio la idea del anticristo es la del “banco malo”, un monstruoso y todo poderoso banco que sanee las “deudas” de los bancos privados con independencia de que estos a su vez puedan seguir exprimiendo, incluso de por vida, a sus “deudores”, sin cambiar ni un ápice sus prácticas para que ni por casualidad se pueda admitir la Dación como formula para resolver las ejecuciones hipotecarias; sin garantía alguna de que se ponga freno a la usura que día a día orienta sus actividades y sin garantía de que una vez saneados, en lugar de canalizar ese tremendo y nuevo esfuerzo de todos hacia la economía real de todos, no sigan destinando los recursos así liberados a subyugar a estados enteros convirtiendo de paso la democracia en un pepele a su servicio.

Esta referencia a la oración cristiana del Padre Nuestro tiene pleno sentido para los que nos confesamos creyentes,  pero en este caso es además de una lógica aplastante simplemente para cualquier persona que crea en la Vida y se manifieste ateo del dios chico, del dios ramplón y miserable, del dios de Muerte, del dios Mammón, del máximo beneficio de ellos, sus directivos y sus dueños, que nunca sacia sus ansias de sacrificios y de sangre humana, un dios rival y enemigo del hombre, de todos los hombre y del planeta. ¡ Menudo invento diabolico y menudos sus profetas y sacerdotes !
 


    
Miguel Salinas Donaire
Hoac. Motril 04-12-2011


1 comentario:

Gonzalo dijo...

Me parece un artículo muy interesante y oportuno. Presenta algunas de las claves de lo que esta ocurriendo hoy. Es necesario permanecer alerta y con sentido crítico.Tenemos que ser imaginativos para poder salir de esta situación. A nuestros gobernantes hay que pedirles que dejen de mirar a los mercados y miren a las personas, a las miles y miles que lo están pasando mal, muchas de ellas en situación límite.