Evangelio en la calle
Hace pocos días estuve hablando largamente con una familia trabajadora cuyos miembros son buenos amigos míos. Seguro que esta familia nos lleva a tantas y tantas que viven en circunstancias parecidas. Lo hago con un gran cariño.
Ella, la madre de familia y esposa, trabaja limpiando escaleras en dieciséis bloques de viviendas desde que era una niña. De las siete horas diarias de trabajo está asegurada solamente cuatro. Su esposo, sin trabajo desde hace muchísimo tiempo, ayuda en la limpieza y arreglo de su piso y también en esas tres horas sin cobertura legal. Antes trabajaba de pintor. Los dos llevan trabajando cuarenta años. Ella tiene cotizados siete y él, quince. A ella, el contrato de las cuatro horas de vez en cuando se lo cambian a otra empresa del mismo dueño. Pagan quinientos € de hipoteca mensual por su piso y les quedan dieciocho años para concluirla. Cobran alrededor de mil quinientos € mensuales. A todo esto hay que unir nietos, padres mayores e hijos, uno de ellos sin trabajo.
¿Qué hay en el fondo de esta historia tan corriente?
En primer lugar, una gran incertidumbre sobre su futuro: pensión, enfermedad, despido sin derechos ningunos…En segundo lugar, vivencia aceptable del presente: reparto del trabajo en la casa y fuera, vivir bien “para como están las cosas”…Y en tercer lugar: estabilidad familiar, colaboración activa en una asociación y participación en una reunión de amigos de la HOAC. Todo ello arropado por su fe cristiana.
El sin vivir de esta familia pasa por cientos de incertidumbres, pero hay algo que lo fortalece todo: sus ganas de vivir, bondad, sencillez y alegría natural, ansias de que todo pueda ser mejor para los obreros…
No creo que saque las cosas de su sitio si digo que esta familia nos lleva de la mano a la familia de Nazaret (Marcos 6, 1-6): ¿No es éste el hijo del carpintero? y al encuentro con Jesucristo en el ajetreo de la vida (Mateo 11, 28-30): “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados…”.
¿El sin vivir de esta familia se parece al sin vivir de la tuya? .
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